Gobierno: Asamblea Legislativa

Leyendo un blog que escribe tres españoles y que leo todos los dias: Microsiervos, encontre una cita, que me parecio bastante interesante. La escribio David Brin (un escritor, supongo yo) y dice lo siguiente:

Dicen que el poder corrompe, pero en realidad es más cierto que el poder atrae a los corruptos. A la gente normal les atraen por lo general otras cosas, no el poder.

Un ejemplo muy claro de la verdad que encierra esta cita lo presenta nuestra Asamblea Legislativa, que es la institución que ejerce el poder legislativo aqui en El Salvador. Esta asamblea es unicameral, está compuesto por 84 diputados y segun la constitución cada diputado es representante de uno de los catorce departamentos del pais. A cada departamento le representa un numero proporcional de diputados de de acuerdo a población residente en el departamento, mientras que 20 de los diputados son elegidos de las votaciones generales de diputados, osea, no representan una región sino a todo El Salvador (Si no lo entendio, no se preocupe, casi nadie puede entender la logica detras de este arreglo).
Pero siguiendo con la cita, es curioso que, nada menos ayer, un columnista de La Prensa Gráfica llamado Joaquin Samayoa, quien hasta donde yo se es el director del programa de maestrias de Administración de empresas del Instituto Superior de Economía y Administración de Empresas escribio en su columna semanal, algo que a mi juicio, resume bastante bien el "trabajo" de nuestros legisladores. El escribio:

...nuestros legisladores proceden de manera muy diferente. En vez de identificar los problemas, los niegan. En vez de analizar, escupen garabatos ideológicos. En vez de estudiar la información disponible, argumentan sin conocimiento. En vez de atacar las causas, aprueban leyes solo para complacer a sus clientes políticos o para aplacar a los grupos que tienen mayor capacidad de presión.
Abundan los ejemplos de este modus operandi, el cual, por supuesto, rara vez conduce a medidas eficaces. No han querido restringir la producción ni la venta de la pólvora que arruina las vidas de tantos niños. Revocaron las restricciones al consumo de alcohol en lugares públicos en horas avanzadas de la noche. No atinan a regular las armas de fuego, de forma que le resulte fácil a la Policía despojar de las mismas a quienes las usan con propósitos criminales. Permiten a los partidos políticos ensuciar a su antojo las ciudades.
En esos y en otros muchos casos que podrían mencionarse, el denominador común es una legislación que hace prevalecer intereses particulares sobre el bien común, una legislación que responde a las presiones de grupos y ciudadanos que se niegan a sacrificar algunas de sus libertades para facilitar el logro de aspiraciones sociales, como son el orden, la limpieza, la reducción de accidentes de tránsito, la seguridad ciudadana y la protección especialmente esmerada que el Estado debe dar a los niños.

La critica de Samayoa a la Asamblea Legislativa no es gratuita, ni unica. Periodistas indepedientes han revelado en mas de alguna oportunidad, como los diputados, sin esconderse y sin pena, hacen prevalecer los intereses particulares de poderosos sobre el bien común. No hace mucho en El Faro, Carlos Dada, escribio un articulo bastante revelador y ejemplificador de lo escribe Samayoa.
Realmente, es bastante dificil esperar algo bueno de un organo del estado que actua como nuestra asamblea.